lunes, 9 de noviembre de 2009

ELLOS ME COMERAN (capitulo 1)

¡Hola a todos! Después de mucho tiempo por fin subo "ELLOS ME COMERAN" capítulo a capítulo a mi blog. Actualmente existe 14 capítulos... ya que el nº 15 (capítulo de relleno pero necesario para comprender la historia) aun no lo he acabado. Espero terminarlo para cuando llegue a él.
Un saludo.
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Capitulo 1: Un Oscuro Jardín
Sin duda la historia que os cuente ahora no os dejará indiferentes, pues lo que vi, sentí y viví fue real … aunque fuera de lo común.
Mi nombre es Laila Doyle y jamás olvidaré la noche en la que murió mi padre. George Doyle, mi padre, era un hombre de negocios que gozaba de una estable posición económica y social; y yo era la única familia que le quedaba. Como es fácil de predecir tras su muerte, después de largos meses de enfermedad, yo debía heredar su gran imperio … lo que me convirtió en una “valiosa presa” para muchos.
Tras la ceremonia funeraria quise estar sola, me sentía más que asqueada de las falsas promesas de tiempos mejores, lágrimas de colirio barato y todos esos sentimientos en venta para que yo la señorita Doyle comprara con la fortuna familiar.
Jamás me estuvo permitido salir de la mansión sola … pero ahora nadie gobernaba sobre mí y no era de gran dificultad escabullirme de los atentos ojos de mi nana, que con una copita de coñac meciéndose en su butaca frente al calor de la chimenea, era acogida en profundos y pacíficos sueños.
Ahora era yo mi propia dueña y señora … no se explicar qué me impulso a escapar esa noche, pero quería huir de la jaula de oro, sin saber que tras mis barrotes dorados acechaban más temores que aquellos que me tuvieron encerrada por 19 años. No supe donde ir y después de muchas vueltas sin rumbo por las calles de la ciudad, recordé unos hermosos jardines donde solía ir a pasear las tardes de verano acompañada, claro está, de mi fiel guardiana.
Al llegar allí me pareció un lugar totalmente diferente al que recordaba. De día todo era color y alegría: flores, niños jugando, parejas paseando, pájaros cantando, el brillo del sol y la cálida brisa … pero al caer la noche, todo estaba desierto. Donde había flores ahora acechaban sombras, donde los niños jugaba y las parejas paseaban simplemente el vacío lo llenaba, la luz del sol había desaparecido, todo era oscuridad y la cálida brisa no era más que un silbido escalofriante que recorría mi cuerpo. ¿Dónde me había metido? Miré atrás y no encontré el camino de vuelta … sólo quedaba una opción … seguir adelante y buscar la salida de aquel abandonado lugar.
Vislumbré a lo lejos algo que me era familiar, el pasillo floral por el que se accedía a una de las salidas del jardín. Levanté mi vestido para no pisarlo mientras corría y me apresuré para llegar allí. Dentro estaba aun más oscuro y no se distinguía nada al final del pasillo, pero aun así me dispuse a entrar pues era el único camino que conocía. Estaba asustada, la oscuridad me inspiraba soledad y ésta siempre fue mi gran temor y mi condena. Mis pasos resonaban en el silencio espectral. Me volví para mirar atrás… aun no estaba muy adentro, pero al parar de caminar seguí oyendo pasos. ¡Me quedé sin aliento! El sonido paró de inmediato, pensé que tal vez era el eco de mis propios pasos, pero aun así mi corazón latía apresurado bajo mi pecho. No quise decir nada para no ser descubierta, pero no podía permanecer allí por mucho tiempo. Me aferré a la pared buscando algo de seguridad y agudicé mis sentidos por si oía, veía o sentía alguna presencia y … nada, el silencio todo lo inundaba. Puse mis manos sobre mi pecho e hice presión para calmar mi inquieto corazón, respiré hondo y tras unos segundos conseguí hacer que fuera más lento; pero lo que no pude lograr fue evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos.

Comencé a caminar hacia la más profusa oscuridad que jamás había visto, todo mi cuerpo temblaba, apenas podía dar un paso más, pero aun así yo seguía adelante y solo me detenía de vez en cuando para mirar hacia atrás. Una sombra atravesó la entrada del pasillo. ¡Me sobresalte! Algo se movió allí afuera. Seguí adelante apresurando el paso. Nuevamente mi corazón latía como trote de caballos. Nuevamente miré atrás … una sombra negra comenzó a dibujarse en la entrada. Un grito se me escapó:
- ¡No! - Corrí, corrí desesperada. Volví a mirar atrás, alguien me acechaba. Me faltaba el aliento, oía alto mi corazón, pero aun más alto se oían los pasos de mi agresor y tropecé con mi vestido. Caí al suelo. Hundí las rodillas y las manos en la tierra húmeda. Intenté levantarme. ¡Como me dolía el tobillo izquierdo! Volvía a caer. Cada vez más cerca estaba la sombra. Grité:
- ¡Aléjate de mí! - Me arrastré hasta la pared de pasillo. Una enredadera cubría la pared. Me agarré con fuerza a las ramas y conseguí alzarme nuevamente.
Una vez en pie me apresuré a llegar a la salida. Me dolía mucho el pie, pero el temor me daba fuerzas para seguir adelante. Corrí y seguí corriendo hasta que choqué de frente con la reja de la salida.
- ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! Dime que está abierta - Forcejeé desesperada. Un susurro frío acarició mi nuca. - Ábrete, ábrete ya - Algo rozó mi vestido. La reja cedió y por fin llegué a la calle. - Socorro. - Grité.
Corrí todo lo que mi pie dolorido me permitía sin mirar atrás para ver si aun me perseguían. No vi a nadie tras de mí, pero en mi ardua carrera volví a chocar de frente. Esta vez era con alguien. El golpe me desconcertó … Iba a caer al suelo, pero me agarró justo a tiempo. Miré al rostro que no conocía y éste me habló:
- ¿Estáis bien? - Y simplemente yo … me desmayé.


......AmaRiË......
Noviembre 2008





Relato registrado como propiedad del autor: T. Fernández Ávila
Puede encontrar la obra registrada en SafeCreative bajo el nombre de: Ellos me Comeran
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Todos los derechos reservados.


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